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Silencio, disimulo, excusas, tópicos y evasivas, es aquello a lo que recurres cuando te preguntan por ese familiar, amigo o pareja, que sabes que se encuentra de cualquier forma menos de la que respondes:
Está bien, sin novedades.
No. No se encuentra bien en absoluto.
Es un adicto, y tiene problemas que no solo le afectan a él, sino a todos los que estáis a su alrededor.
Posiblemente acabas de discutir con esa persona por vigésima vez, estás desesperado y empiezas a creer que nada cambiará, te estás tragando las lágrimas y las ganas de hablar de lo impotente que te sientes.
Desde luego que te vendría bien tener una de esas conversaciones sanadoras con alguien, relajarte y hablar sin tapujos sobre cómo te sientes en ese momento y lo que tienes que soportar cada día. Llorar incluso, o abrazar a esa persona y sentir, por un momento, algo de alivio.
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