En el I FORO INTERNACIONAL FECYLJAR tendremos el placer de tener como ponente a la profesora de DEUSTO, Ana Estévez, quién profundizará en la actual situación de la mujer ludópata. De momento no os perdáis la entrevista que nos ha concedido dándonos algunas de las pinceladas que hablará en el encuentro del próximo día 16 de marzo.
¿Cuál es el perfil psicosocial de las mujeres que desarrollan una adicción al juego? ¿Cómo es su inicio y progresión en la adicción?
Es una pregunta muy pertinente porque no es el perfil únicamente psicológico sino que es el perfil social. Cuál es la vivencia de las mujeres en el momento que desarrollan adicción.
Por eso es muy interesante constatar que en función de la cultura, del país, etc… la probabilidad o la prevalencia de las mujeres jugadoras varía. Hay países donde hay más mujeres jugadoras que hombres jugadores y eso tiene que ver con los tipos de juego y con otros muchísimos factores.
En este momento es verdad que hablamos de mujeres, pero hay mujeres con edades distintas y cada edad responde a perfiles diferentes.
Podríamos tener un perfil de mujeres con edad más avanzada, teniendo en cuenta que las mujeres comenzamos a jugar mucho más tarde que los hombres. Eso se denomina “efecto telescópico” y tiene que ver cómo las mujeres de alguna manera atendemos al cuidado y preservamos mucho más y tardamos en iniciar la problemática del juego en una edad más adulta.
Pero es cierto que cuando esto pasa, la progresión y gravedad es mucho mayor de la adicción en un lapso de tiempo mucho menor.
¿En qué se diferencia del hombre?
Lo que tenemos que ver es que no reciben tanto apoyo social en el proceso de recuperación. Normalmente vienen solas. Las razones por las que juegan tienen que ver más por aspectos psicológicos como niveles mayores de depresión o ansiedad. No es tanto un motivo de juego diferenciado, como podría ser por ejemplo, la búsqueda de sensaciones o impulsividad. Es un tema más emocional.
Buscan también jugar a juegos donde se sientan más seguras, como lugares cerrados, no se arriesgan tanto con el tipo de juego. Seguramente porque hay una variable de género que es transversal a toda esta problemática.
Lo que sí hemos visto es que hay mujeres jóvenes jugadoras que también se están iniciando en la misma medida que los hombres y que el juego online también ha favorecido a que haya un aumento mayor.
¿La mujer ludópata precisa una mayor atención especializada?
Creo que no es la mujer ludópata la que precisa una atención especializada, creo que en general las mujeres, independientemente de si tienen un problema de juego o no, son las que más ayudan necesitan.
Además, en relación con el perfil tienen menor apoyo social. Hay un estigma mucho mayor de esa mujer. Socialmente hay un juicio y una mirada mucho más reprobatoria con respecto de la acción de juego. Siente de que en alguna manera si esa mujer ha sido madre, ha descuidado el cuidado de sus hijos o de los padres… Por lo que siempre de alguna manera hay que trabajar con un estigma mayor, con una red más deteriorada, con un abandono mayor… también en ese sentido esas mismas temáticas, seguramente y con toda probabilidad, no se manifiestan de la misma manera que con los hombres porque con los hombres
no se habla tanto en los grupos en aspectos de género como pueden ser la parte de cuidado.
Sentirse mala madre es un tema que pesa en un mayor sentimiento de culpa que si lo hiciera un hombre, porque aún no hay tanta expectativa social de lo que se espera siendo padre.
Esa atención especializada es para que ellas se sientan más reconfortadas, acompañadas. Sintiendo que hay mujeres que entienden lo que es. Es muy importante.
¿Cuál es el avance que la sociedad necesita para eliminar el estigma de la mujer jugadora?
No creo que sea única y exclusivamente de la mujer jugadora. Creo que el avance que la sociedad necesita es eliminar el estigma asociado con la mujer. Las expectativas al género, a lo que una mujer tiene que ser, cómo cuidadora, como una madre estupenda, como una esposa… por tanto, todo ese mandato dentro de lo femenino que se espera de ella es lo que provoca un daño mucho mayor, con lo cual en este caso es muy importante que se elimine ese estigma en general. No es por ser jugadora. Es por ser adicta, porque hay mandatos de lo que se espera que haga un hombre y de lo que se espera que tiene que hacer una mujer.
Es fundamental que el trabajo sea de una mirada más compasiva hacia la mujer. Entender la dificultad que tiene, y creo que el extra de trabajo y de exigencia que tiene en nuestra sociedad.
Por eso, una sociedad que cuide a nuestras mujeres, que reconozca cuál es el papel de la mujer es fundamental, y eso traerá como consecuencia que las mujeres jugadoras tengan una visión distinta. En la mujer jugadora, pesa mucho “mujer”